miércoles, 25 de abril de 2018

Y.. ¿Si saltas?

   A veces, perdemos nuestro tiempo divagando en lo que pudo haber sido y en lo que podrá ser, podemos pasar horas pensando en cosas de nuestro pasado que no son fructíferas ni para el presente, ni para nuestro futuro...

  Vivimos entre fantasmas que nos acosan, errores que queremos olvidar, momentos que no queremos recordar, hasta acciones de otros que nos perturban hasta los días presentes, que nos causan dolor y conflicto emocional, preocupados sin motivos sobre lo que nos espera, sobre ese camino que no vemos, ese destino que no conocemos, le tememos a lo desconocido y nos inventamos el futuro, sea bueno o malo.. 

  Lo mas raro, es que muchas veces nuestras predicciones y nuestros fantasmas, no son nada mas que parte creativa de nuestra astuta mente, que nos aprisiona en un hueco profundo, oscuro y sin salida.. y es que, vivimos dos mundos paralelos: El mundo que nos rodea, lo real y el mundo que inventamos. Lo peor es que, la mayoría de las veces, no vemos la realidad, solo vemos nuestro mundo interior, lleno de miedos y preocupaciones, vacío e inseguro. 

  Nos pasamos la vida viendo el vaso o medio lleno o medio vacío, sin darnos cuenta que eso es lo que menos importa.. ¿Qué gracia tiene quedarse mirando un vaso medio lleno o medio vacío si estás sediento? Lo que importa es la acción, lo que hagamos con ese vaso, es tomarlo y beberlo, es sacarle provecho, no es solo quedarnos con lo que tenemos es expandir nuestra mente, es buscar un limón y exprimirlo en el vaso y echarle un poco de azúcar y así poder tomarnos una deliciosa limonada. (suponiendo que el vaso este medio lleno de agua). Es no quedarnos mirando como el agua se va evaporando mientras desciframos si el vaso va a quedar más vacío que lleno o quedará un poquito lleno.





  Hay acciones que pueden resultar mas fáciles que otras, pero, la mayoría de las veces, el actuar, el moverse, produce temor.. Temor al futuro que no conocemos. 

   Es como si estuviéramos parados en el borde de un abismo, sin salida, lo único que podemos hacer es quedarnos allí parados o saltar, esta acción produce miedo. 

  Will Smith habló del poder que tiene miedo en nosotros con  una experiencia propia, cuando un día a él y a sus amigos se les ocurrió saltar en paracaídas desde un avión, él cuenta que la noche anterior no pudo dormir, pensaba en cómo sería estar allá arriba, saltar, pensaba que estaba loco por haber aceptado hacerlo y llegó el día, se montó en ese avión con sus compañeros y aún sentía miedo, su estómago no dejó de arderle mientras subía y cuando por fin llegó su turno, podrán imaginar que su cuerpo no paraba de temblar, debían saltar a la cuenta de tres, algo chistoso es que los entrenadores no se lanzan en tres, si no en dos, así el novato no le dará tiempo de aferrarse a la puerta del avión y detener el salto.. Y así fue, saltó o lo lanzaron y lo disfrutó, el comenta que cuando estaba ya en tierra, no entendía por qué tanto miedo si fue la mejor experiencia de su vida, aprendió que el temor está en nosotros mismos, en nuestra mente.

  Claro, no hay que lanzarse desde un avión para saber que sintió Will Smith y entender el miedo, tenemos una bella imaginación, así que volvamos al precipicio... Estás parado allí, tus pies al borde, puedes sentir el final del camino, pues parte de ellos quedan en el aire, un cosquilleo recorre tu cuerpo desde la punta de tus dedos hasta tu cabeza, sientes como tu estómago empieza a anudarse, y se mueve como si quisiera correr, tu corazón late, lo puedes escuchar cada vez mas fuerte, miras de reojo hacia abajo, no ves nada, solo oscuridad, tus rodillas tiemblan, sientes como tu espalda se tensa, y aprietas los ojos y te preguntas: ¿Cómo rayos llegué hasta aquí? ¿Qué hice? ¿Era otro camino que debía haber tomado?.. Pero no hay vuelta atrás, no puedes girar y tomar otro camino, es demasiado tarde. 
  
   Luego tomas aire, inhalas profundamente y tratas de exhalar lentamente sin abrir los ojos, luego piensas: Y ¿si es muy alto desde acá? Puede haber piedras, puedo morir, ¿si no es el camino? Y ¿si no es lo que espero? Vuelves a analizar la situación y te dices a ti mismo, esta vez con algo de positivismo: Quizás no sea tan profundo, quizás el golpe no sea tan fuerte, quizás haya un mar y amortigüe el golpe, quizás.. Quizás.. Quizás. ¿Cómo saberlo? No puedes ver nada, todo queda en tu imaginación. De repente, escuchas una voz y te dice: Anda, salta, puedes confiar en mi. Me gusta llamar a esa voz Jehová o Dios, ustedes pueden llamarla como quieran. Repetimos esas palabras en nuestra mente, "confía", "confía".. ¿Saltarías?.

   Puedes quedarte allí paralizado por tus miedos, por los fantasmas de tu mente, puedes pensar en todas las posibilidades, las que pudieron haber sido, puedes quedarte pensando en cómo podría ser, puedes quedarte viendo el vaso medio lleno o medio vacío o... puedes tomártelo. ¿Te dolerá la caída? Puede ser... Puede que te salgan moretones, puedes sufrir vértigo, puedes dar vueltas, puedes rasguñarte mientras caes pero... si nunca saltas... ¿Cómo saberlo?.. Quizás los resultados sean muy diferentes a lo que esperas o tal vez sea tal cual lo querías, a veces lo mejor no es lo que queremos, si no lo que pasa.. Pero solo lo sabremos si damos un salto de fe y vivimos. 

Es mejor decir "recuerdo cuando" que decir "Y si lo hubiera hecho". 

No te quedes mirando, no dejes que el miedo te paralice, a veces solo nos queda saltar.




1 comentario:

  1. mmmm... soy yo de nuevo... jeje..
    me gustaría agregar, que no tengas miedo de colocar que podemos morir en el intento... pues tu ejemplo del paracaídas es muy acertado, solo que si caes morirás jeje

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