domingo, 24 de junio de 2018

La lluvia en mi ventana.

Tu recuerdo me golpea como las gotas de lluvia golpean mi ventana mientras cae el aguacero.
Rebotan en el vidrio como piedras, golpes concisos, directos, inesperados caen una y otra vez.
Con golpes fuertes y constantes, dejando una huella, como si fuera granizo. Intentando agrietar mi corazón.
Tu recuerdo me acaricia como las gotas de lluvia acarician mi ventana, que recorren una a una el vidrio, dejando una estela con cada recorrido.. Me acaricia suavemente, como si tus dedos tocaran mi piel, como una caricia con las puntas de tus dedos y queda plasmada en cada espacio que toca.
Tu recuerdo como las gotas de lluvia en mi ventana, es como una paradoja, un golpe impetuoso termina en una caricia suave, que va dejando dolor y placer tras sus pasos.
Dejando en conflicto a mi corazón, sin saber si huir del dolor que conllevan los fuertes puñetazos o quedarse y esperar y disfrutar la suave caricia después.
Así como la lluvia regia desestabiliza el vidrio de mi ventana, que al resistir la fuerte tempestad golpea una y otra vez los cimientos que la sostienen. Así tu amor, así tu recuerdo me golpea constantemente.
Desestabilizando mi ser, mi mente, mi interior, sin poder moverme, solo allí, resistiendo, resistiendo golpes, dejando que la lluvia me acaricie. Disfrutando cada golpe que acaricia, cerrando los ojos, esperando que que el frío de tu recuerdo me invada.
Porque soy así, masoquista, me quedo mirando la ventana, que resiste todas las gotas que la golpean, mientras disfruto de ver rodar sobre ella, las caricias que le deja la lluvia.

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